Comunismo significa Marx. Desgraciadamente a Engels, cofundador del marxismo, no se le da tanta importancia como la merece, hay que recordar que cimientos de la teoría marxista como la dialéctica, la alienación o el Materialismo Histórico son, en una gran parte, aportaciones suyas.
En estos tiempos en donde la Covid-19 nos ha llevado a parar cualquier actividad económica que no sea meramente esencial, ha rejuvenecido una idea que pisa muy fuerte, un idea que no está del todo bien entablada, una idea que omite aquello que la derriba, una idea peligrosa allá donde se ha llevado a cabo, el comunismo.
Vayamos al inicio, a Marx. Marx fue un intelectual – por resumir todo lo que fue – alemán de origen judío. Marx entendió que no se podía transformar el mundo si no se le conoce, si no se sabe su organización, sus leyes de funcionamiento y de desarrollo, y cuáles son las fuerzas sociales que pueden cambiarlo. Una vez realizó numerosos estudios y planificaciones, desarrollo su teoría.
A grandes rasgos, dicha teoría se sustenta en dos pilares fundamentales, el Materialismo Dialéctico y el Materialismo Histórico. En el primero, Marx establece que la realidad esta sumergida en una constante transformación y enemistad de elementos antagónicos. Utiliza este proceso para explicar el cambio de la materia, cambio que está sujeto a leyes. El filósofo alemán no llegó a desarrollarlas, pero Engels sí.
Como se diría, vamos al grano, al Materialismo Histórico. En este apartado, se entiende que la historia está conformada por las obras concretas de los hombres y en las condiciones materiales en las que su existencia transcurre. Este estudio de la sociedad se desvanece en tres niveles: económico, jurídico-político e ideológico. En el nivel económico se realizan todas aquellas actividades para la producción de bienes materiales necesarios para vivir; en el nivel jurídico-político se adhieren los mecanismos de poder y los preceptos por los que se rige la sociedad; y por último, en el nivel ideológico se encuentran todas esos planteamientos encargados de dar un sentido a la estructura social y mantener la estructura de dominación. El primer nivel se concibe como infraestructura y es capaz de explicar los otros dos niveles, los cuales forman la superestructura.
Marx consideró que la vida material del ser humano trata de la mera transformación de la Naturaleza en bienes, conocido comúnmente como trabajo. En este sentido, el trabajo es bloque principal que determinar al ser, por eso el marxismo cree que la forma de producir es clave para explicar la superestructura. El trabajo es un medio de realización personal, una manera de expresarse, una forma en la que la humanidad progresa y se perfecciona, pero en las sociedades capitalista no es así, el hombre se encuentra alienado. En estas sociedades, el trabajador es una mera mercancía, mientras que la clase capitalista sigue apropia de la plusvalía y sigue dominando al proletariado.
Con todo lo anterior, Marx plantea que la lucha de clases es el motor de la historia, que las mismas contradicciones que se plantean en un mismo modo de producción son las que hacen que el curso histórico cambie. Es aquí donde entra la revolución comunista, una revolución que necesita que la masa social entienda que está siendo explotada. La base de esta revolución ha de ser el proletariado, pues es el estamento social explotado, y se encargará de establecer una sociedad sin clases aboliendo la propiedad privada de los medios de producción. En esto consiste, elementalmente, el comunismo, en la eliminación de las causas materiales de las contradicciones entre las clases sociales y, sobre todo, la desaparición de la explotación de una clase sobre otra.
Tal revolución se llevará a cabo en tres fases, la etapa democrática o dictadura del proletariado; la etapa socialista y la etapa comunista. En primer lugar, el proletariado ascenderá hasta la dominación, una vez establecido en el poder, centralizará todo los medios de producción en el Estado, y en último lugar, la desaparición de la propiedad privada supondrá el fin de la historia, el fin de la lucha, la verdadera libertad del hombre, el comunismo.
No voy a mentir, me parece la idea social más bonita que un filósofo ha establecido, el todo para todos, la felicidad en forma de filosofía, pero hay algo que Marx no detectó, el egoísmo humano. A pesar de ser seres sociales, que necesitan de la sociedad, somos individualistas y, sobre todo, nos encanta el poder. Simplemente por esto, el comunismo nunca se ha llevado a cabo en su plenitud, Mao Zedong, Stalin, Hitler y sus millones de muertos lo demuestran.
Una gran mayoría de la población, en la que me incluyo, cree que el capitalismo ha de modificarse, de reformarse y ser más respetuoso con el planeta y con los mismos humanos, pero desde el fondo de mi corazón, es el sistema más justo, con sacrificio y algo de suerte puedes pasar de una clase social a otra, si eres lo suficientemente fuerte puedes convertirte en aquello que has soñado. Tratemos de mejorar el capitalismo actual, y no estemos añorando sistemas que tan solo han causado muertes, pobreza y el hundimientos de naciones enteras.
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