I. Historia de la Renta Básica Universal.
La Renta Básica Universal (RBU) consiste en que todo ciudadano de un territorio reciba una cantidad de ingresos de manera periódica que cubra sus necesidades básicas. La RBU siempre ha ido ligada a la noción de justicia social. Por ello, para entenderla en su plenitud es necesario hablar de la idea filosófica de justicia social.
El primer filósofo en concebir una realidad social justa es Platón en su libro La República. A pesar de que el pensamiento platónico sobre la equidad social no es el mismo que su evolución actual, este cimienta las bases por las que se rige dicho principio filosófico. La justicia social es percibida como aquella compatibilidad entre el deseo propio con beneficios para uno mismo y el deseo de la comunidad en su conjunto, es decir, tus deseos han de ser capaces de coexistir y conciliar con los deseos y proyectos de la sociedad (Platón, 2013).
A pesar de que la justicia social lleva en nuestra cultura miles de años, no fue hasta el Renacimiento cuando el pensador inglés Tomás Moro, en su obra Utopía, propone por primera vez establecer un ingreso a todos los ciudadanos indistintamente de su clase social, cultura, religión o pensamiento (More, 2011). Autores como Lutero o Juan Luis Vives, quien realiza el primer esquema justificado de un ingreso mínimo vital, también creen que es necesario corregir las desigualdades en el mundo a través de la RBU.
Más cercanos a nuestros tiempos, personas como León Bourgeois, premio Nobel de la Paz en 1920, Bertrand Russell, filósofo, matemático y escritor, o Robert Theobald, economista estadounidense, mantienen que ante la posibilidad de que alguien pueda morir de hambre o no vivir de una manera digna, el pago regular de una renta es indispensable.
Este concepto, considerado irrealizable y utópico por muchos, ha visto como su base se ha ido transformando con el fin de establecer un programa factible para su aplicación y así paliar las desigualdades económicas de nuestro presente.
II. Estructura económica. Viabilidad.
La Renta Básica Universal no se debe confundir con la Renta Mínima de Inserción (RMI), ni con el Impuesto Negativo sobre la Renta (INR) u otras ayudas propias de la sociedad de bienestar. La financiación de esta varía en función de cada economista y de cada país.
En España, existen nuevas maquetas fiscales que hablan de aumentar el IVA y reducir lo más posible el impuesto de sociedades y el IRPF, buscando una redistribución de la riqueza haciendo que todo aquel que cobre más, pague más. Lo anterior estaría acompañado de una tasa sobre las transacciones monetarias, conocida como tasa Tobin o Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF), promulgado por el economista James Tobin. También se aplicarían las famosas ecotasas, impuestos sobre la contaminación y demás tributos. Si esto no fuese suficiente, se podría llevar a cabo el “señoreaje” o la creación de dinero, algo que es muy peligroso y más adelante comentaré el por qué.
La RBU ya ha sido implantada en diversas zonas del mundo como Alaska, Irán o Kenia.
Desde 1982, en Alaska, cada ciudadano cobra un cheque anual que varía en función los ingresos generados por la industria petrolera. El estado ha llegado a otorgar unos 2000€ mensuales en la etapa de mayor florecimiento económico del crudo. Según un estudio realizado por la Oficina Nacional de Investigación Económica, esta medida no ha tenido ningún efecto negativo sobre el mercado laboral, es más, ayudó a conservar los contratos fijos e indefinidos y aumentó en un 17% los temporales. El Instituto de Investigaciones Sociales y Económicas del estado norteamericano avala que la pobreza en las zonas más rurales y desfavorecidas se ha visto reducida de manera considerable. Por otro lado, el Fondo Permanente de Alaska, encargado de dicha renta universal, ha visto como su valor ha alcanzado los 62,5 mil millones de dólares, teniendo en cuenta que comenzó con una inversión de 734.000 millones aproximadamente. La Universidad de Chicago y Pensilvania demostró que las personas utilizan este dinero para realizar actividades de ocio, terminar cursos formativos, mejorar sus conocimientos en diversos campos y aumenta su nivel de vida, y no para dejar de trabajar.
En Europa, Finlandia realizó un ensayo otorgando una prestación económica a determinadas personas. Se le llamó Renta Básica Universal en una operación de marketing magnífica del gobierno finlandés. El Instituto del Seguro Social de Finlandia, Kela, fue el organismo gestor de dicho experimento. Entre 2017 y 2018 se eligieron a 2.000 personas en desempleo y se les otorgó una cantidad de 560€ mensuales (en este sentido, es más parecido al Ingreso Mínimo Vital que a la RBU, pero es la investigación más grande que se ha hecho en nuestro continente). El estudio pretendía prolongarse hasta 2019, pero el país escandinavo ha decidido acabar con él. Algo muy importante a remarcar en este estudio es que solo se pueden ver los datos en relación a las clases más desfavorecidas, no se puede observar cómo afecta a las clases medias y altas este rédito. Al igual que en Alaska, el mercado de trabajo ha salido beneficiado. El grupo favorecido con esta cantidad de dinero trabajó una media de 78 días entre noviembre de 2017 y octubre de 2018, mientras que el conjunto de control tiene una media de 73 días. Según estos datos, la RBU ayudaría a las personas a laborar más, quizás ese dinero podría estar siendo destinado al transporte a otras regiones para trabajar o a la adquisición de conocimientos para una mejor inserción en el mercado laboral.
En el nivel de vida, el 60% de los beneficiarios consideraban que “estaban bien”, reduciéndose esa cifra al 52% en el grupo de control. Los receptores tenían una media 7,3 puntos en satisfacción vital y tan solo el 22% estaba deprimido, en contraposición a los 6,8 y al 32% del grupo observado.
Se puede sacar en claro de este estudio que el dinero ayuda a las personas a sentirse mejor, a tener una tranquilidad más allá de su sueldo y a ser más felices. Además ha sido un incentivo para el ecosistema económico del mercado de trabajo. Por último, hay que considerar el alto nivel de vida que Finlandia posee y las múltiples prestaciones que tiene, quizás las cifras podrían aumentar en un país con un estado de bienestar más ínfimo.
Desde la eliminación de subsidios a productos básicos en Irán en 2011, el gobierno realiza una prestación mensual a cada familia, sin afectar tampoco en grandes cantidades al mundo laboral. Kenia es el experimento más grande de Renta Básica Universal en todo el mundo. GiveDirectly, desde 2016, reparte a más de 20.000 personas unos 23€ al mes (2.352 chelines kenianos). Desafortunadamente los datos en este país no se pueden extraer y aplicar a otras economías mundiales por razones obvias, corrupción política, exclusión social, falta de educación, etc.
III. Conclusiones. Una idea adelantada (por poco) a su tiempo.
Como en casi todo en la vida, hay dos corrientes en torno a la Renta Básica Universal, una a favor y otra en contra. Desde ambos bandos se dan argumentos económicos y también éticos/filosóficos.
Aquellos que creen que implantar la RBU es una obligación, alegan que esta ayuda a cumplir los Derechos Humanos; que beneficiaria la creación de nuevas empresas y startups; que acabaría con el mayor problema económico de nuestra historia, la pobreza; mejora la vida y la salud física y mental de las personas; y les dota de una libertad financiera nunca antes vista en la sociedad. Desde diversos sectores, sobre todo desde el tecnológico, advierten que el aumento y la mejora de la robotización industrial dejará a millones de personas sin sus empleos. El Congreso estadounidense cree que un 83% de las personas que ganen menos de U$S 20 perderá su trabajo, siendo relevado por una máquina. Por todo esto, se propone la RBU como instrumento único para salvaguardar a todos los sectores sociales del avance de la robotización, asegurar derechos humanos como la vivienda y los alimentos y conceder a las personas una emancipación económica del sufrimiento diario de la pobreza.
No obstante, los contrarios a esta renta también poseen argumentos muy válidos. Esta medida fomentaría el “gandulismo” y la holgazanería al conceder una prestación universal; la economía se volvería loca, es decir, la especulación en los precios sería incontrolable, los salarios también se vería afectados, así como la productividad, la organización del trabajo, etcétera; para poder pagar a todos los ciudadanos una renta regular, la subida fiscal sería abrumadora, causando grandes estragos en la economía; y por último, es un sistema injusto porque permitiría que los ciudadanos que no estén trabajando se apoderen de los recursos económicos producidos por otros.
Creo que la RBU es una idea muy bonita, capaz de resolver la pobreza de muchas personas y mejorar el nivel de vida de otras. Produciría una disminución en los niveles de estrés en la población, aliviaría a millones de familias y proveería de las herramientas necesarias a la gente para que nuestra sociedad sea más culta, formada y realice trabajos en los que no se sientan alienados. Éticamente estoy de acuerdo al 100% con los que se postulan a favor de ella, y no entiendo a aquellos que dicen que es un sistema injusto, ¿acaso lo justo es no tener dinero para tener una viviendo o comer?
Por desgracia para mi pensamiento social y moral, la Renta Básica Universal me genera ciertas dudas en el factor económico. Primero, en un país como España, que no posee grandes zonas de extracción de materias valiosas como el petróleo o el gas natural, esta renta se tendría que pagar con una fuerte subida fiscal, la implementación de impuestos específicos o la impresión de dinero. La subida fiscal tendría como objetivo a las clases media y altas, si esto ocurriera, estos estratos sociales saldrían perjudicados de la aplicación de la RBU, y repito, las clases medias saldrían afectadas. Los impuestos sobre la contaminación o a la tecnología no recaudarían mucho dinero, y se lo hiciesen, estarían frenando el crecimiento de sectores claves. La creación de dinero es la opción que más miedo me da, tan solo crearía incertidumbre económica a la par que produciría una inflación continua de la misma, y recordemos lo que pasa cuando te pones a imprimir dinero sin control como en Venezuela.
Tampoco creo que la robotización haya llegado a un nivel tan grande, por supuesto que se han perdido miles y miles de puestos de trabajos, pero creo que necesitamos un nivel de robotización mayor para poder aplicar la Renta Básica Universal. Por otro lado, existen sectores en los que la llegada de los robots en sustitución de las personas es impensable, al menos de momento, con lo que los trabajadores de tales secciones económicas tendrían que verse “obligados” a trabajar, estando en una clara posición de desventaja social frente a otros estamentos.
La Renta Básica Universal ha de implementarse, se ha de acabar con la pobreza que siempre nos ha acompañado, se ha de redistribuir la riqueza y proporcionar al individuo un espacio en el que pueda sentir la libertad, pero para que suceda esto, el mundo económico, en su totalidad, ha de prepararse, llevar la robotización al siguiente nivel, asegurar políticas que permitan este rédito sin perjudicar gravemente a otras clases sociales y empezar a modernizar de verdad toda la economía.
Por tanto, la Renta Básica Universal es un concepto que está avanzado al mundo económico que lo rodea, una idea adelantada, por poco, a su tiempo.
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